Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Es simplemente para decir que yo no me he levantado aquí a dirigir ataques el Sr. Orense. En nada de lo que he dicho hay ataque ninguno para el Sr. Orense. Si yo hubiera creído que en mis palabras podía haber algún ataque o alguna ofensa para este Sr. Diputado, yo no los hubiera pronunciado, y eso que el Sr. Orense puede venir aquí cuando guste, y eso que lo que aquí se dice, se dice porque lo sepa todo el mundo, incluso el Sr. Orense, y que el Sr. Orense tiene aquí muchos y buenos amigos que peden en casos dados contestar por él; pero me bastaba a mí no verlo en ese banco para que yo me hubiera guardado bien de inferirle ofensa de ninguna especie.

¿Dónde está el ataque que yo he dirigido al Sr. Orense? Cuando he dicho, haciéndole la justicia que se merece, que el Sr. Marqués de Albaida, con la franqueza que le caracteriza, nos dijo: " Soy republicano; pero me parece que no es posible la república inmediatamente después de la revolución, y yo me contentaré con un cambio de dinastía y con el planteamiento de la libertad en España, que nos asegure a nosotros, y sobre todo a mí por el tiempo que me resta de vida, la libertad en la propaganda nuestras doctrinas. "Cuando esto he dicho, ¿he inferido alguna ofensa al Sr. Orense.

¿Dónde está la indignidad? ¿Es por ventura S.S. capaz de cometer indignidades para atribuírselas a los demás tan injusta y tan infundadamente? Yo procuro proceder en todos los actos de mi vida, así particular como pública, con dignidad, con honradez y con lealtad; y no quiero decir más sobre esto.

Su señoría ha confesado que asistió a la conferencia que en la redacción de La Iberia tuvimos, y en la que se trató de sustituir la dinastía de los Borbones con la de Braganza, elevando al trono a D. Fernando; pero S.S. añade: "Yo fui allí a conseguir solo una negación."

Yo no quiero decir a S.S. si semejante proceder era digno o no era digno; no quiero decir si cuando hombres de diversos partidos se reúnen, discuten y acuerdan una cosa; es permitido que los de un partido lo hagan con la reserva en el alma de faltar al día siguiente a sus compromisos. Yo entiendo las cosas de otro modo, y, o no asisto a ninguna conferencia entre hombres de distintos partidos, o si asisto y me comprometo a una cosa, soy más esclavo para llevarlo a cabo por completo que los mismos que antes lo patrocinaban en contra de mi opinión.

Y no quiero molestar más la atención de las Cortes una vez que todos mis argumentos han quedado en pié.